Resumir una vida plena en breves líneas es una ardua labor pero en el caso que nos ocupa es la inequívoca expresión de lo que significó y significará la vida y la obra de Fulgencio Benítez: Alcohólico Rehabilitado, Voluntario, Andaluz... persona.Como a tantos otros andaluces sufrió las consecuencias que acarrea la Dependencia del Alcohol y pasó de ser una persona respetable y coherente a casi perder todo cuanto durante años había conseguido con su esfuerzo. Se rompe su matrimonio, sufre las consecuencias físicas, psíquicas y sociales del Alcoholismo, hasta que su amigo y compañero de trabajo el Dr. D. Pedro Muñoz, decide crear junto a otros una Asociación de Alcohólicos Rehabilitados(ACALI), y consigue que acepte el tratamiento de su enfermedad.
FULGENCIO BENÍTEZ MUÑOZ, nació en Villanueva del Duque (Córdoba) . Ayudante Técnico Sanitario (Practicante, como a él le gustaba llamarse) ejerció durante años en la comarca de los Pedroches, destacando por su enorme capacidad de servicio y su abnegación para desarrollar su trabajo.
Se instala en Córdoba capital como ATS del SAS y desempeña diferentes tareas propias de su trabajo, hasta su jubilación voluntaria.
Como a tantos otros andaluces sufrió las consecuencias que acarrea la Dependencia del Alcohol y pasó de ser una persona respetable y coherente a casi perder todo cuanto durante años había conseguido con su esfuerzo. Se rompe su matrimonio, sufre las consecuencias físicas, psíquicas y sociales del Alcoholismo, hasta que su amigo y compañero de trabajo el Dr. D. Pedro Muñoz, decide crear junto a otros una Asociación de Alcohólicos Rehabilitados, ACALI, y consigue que acepte el tratamiento de su enfermedad.
Superada la dependencia alcohólica, aparece la verdadera personalidad de Fulgencio Benítez y lo hace con la fuerza y convicción que en el futuro marcará el eje fundamental de la vida de este cordobés que lleva a gala su condición de Alcohólico Rehabilitado y Andaluz.
Sin menospreciar en absoluto la labor realizada por Fulgencio Benítez en ACALI, merecedora por si sola de un reconocimiento de la colectividad, su consecución más importante y la que más repercusión social tiene es su labor al frente de la Federación Andaluza de Alcohólicos Rehabilitados FAAR, de la que fue Presidente desde 1986 hasta su fallecimiento en Agosto del 2.000.
Bajo la Presidencia de Fulgencio Benítez, la FAAR ha pasado de ser una entidad más en el campo de las Drogodependencias a ser una de las instituciones modélicas de Andalucía.
Es cierto que para ello ha contado con la colaboración de muchos andaluces y andaluzas, pero si ACALI no se entiende sin la presencia de Fulgencio, la FAAR actual es el reflejo, en gran parte, de su filosofía de servicio, solidaridad, afectividad y unión que en sus múltiples intervenciones públicas y privadas transmitió su Presidente en los últimos 14 años.
A Fulgencio Benítez se le podía encontrar dando una conferencia en un foro científico en cualquier capital de España o en el más recóndito pueblo de Andalucía dirigiéndose a la gente más llana y sencilla. Podía entrar en debate de la problemática del alcoholismo con los más importantes especialistas o los más altos cargos políticos o bajarse al terreno personal de la más humilde de las familias para consolar a una mujer afligida por la problemática alcohólica de su marido o su hijo; animando a un enfermo o enferma alcohólicos a superar su dependencia o siendo la persona de confianza de un niño/a en cuya familia existe un problema de alcohol.
Hablar, en el ambiente de las Asociaciones de autoayuda en materia de drogodependencias en general y del alcoholismo en particular, de Fulgencio Benítez, es sinónimo de personalidad arrolladora, disposición plena y, sobre todo, de amor, del amor profundo que ponía en lo que hacía, del amor espontáneo de sus actuaciones, del amor sincero hacia quienes necesitaban de su ayuda.
Coleccionista de frases y refranes, podríamos resumir su personalidad en algunas de ellas que usa con frecuencia. “Si la gente me considera bueno, es gracias a que ellos me permiten ayudarles”, “Si alguien se porta mal contigo, no hagas tú lo mismo, pues así en lugar de una mala persona habrá dos”,“Mi vida tiene sentido por que hay gente que dice que me necesita”
Al final de su vida se vio aquejado de una grave enfermedad y por si había alguna duda, fue cuando se pudo comprobar el cariño que la gente sentia por él. Muestras de afecto que han llegado desde las más altas autoridades hasta de la gente más sencilla.
Aunque jamás se recuperó de su dolencia, fue hasta el último momento, desde su casa, desde el teléfono, un pilar insustituible en el colectivo de los alcohólicos rehabilitados, en el movimiento de autoayuda y con su fallecimiento, más que apagarse la llama que encendiera dos décadas atrás, su presencia y las referencias a su estilo de hacer, de expresar y de ayudar, son continuas y ha quedado impresa en la mente de quienes hoy continúan su labor.
Resumir una vida plena en breves líneas es una ardua labor pero en el caso que nos ocupa es la inequívoca expresión de lo que significó y significará la vida y la obra de Fulgencio Benítez: Alcohólico Rehabilitado, Voluntario, Andaluz... persona.
En una personalidad tan vital y con tanta capacidad de captación de los problemas sociales en general y del alcoholismo en particular, no es descabellado pensar que una de sus inquietudes planteadas a sus más estrechos colaboradores fuese la de constituir una institución que de forma sistemática asistiera y apoyara cuantas iniciativas se pudiesen abordar en cuanto a la dependencia alcohólica principalmente y a esas otras adicciones y comportamientos que se han relacionado anteriormente.
Así, su más insigne y querida obra, la Federación Andaluza de Alcohólicos Rehabilitados (FAAR) recoge el testigo y se pone manos a la obra durante el año 2001 para ir planteando los esquemas, la filosofía, los objetivos, la operativa de la Fundación Fulgencio Benítez para la Intervención en Adicciones.
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