jueves, 14 de julio de 2011

“LA CULTURA DE LAS ADICCIONES.FIAFB: HACIA UN NUEVO MODELO INTEGRADO"

La Cultura de la Adicciones
El resumen que presentamos, corresponde a la exposición que tratará de
reflejar la primera parte de una obra que pretendemos comprenda tres
volúmenes.
A lo largo de estas reflexiones plasmamos, con mejor o peor acierto,
lo que han sido bastantes años de un roce continuo y de un compartir
vivencias con la adicción y con los adictos.
Queremos expresar cómo estas experiencias nos han llevado de la
mano a recorrer un continuo histórico y a observar e intervenir en
un fenómeno llamado consumo de sustancias, trastornos adictivos,
adicciones. Así hemos vivido las transformaciones y así hemos querido
reflejarlo
FIAFB: Hacia un nuevo modelo integrado
La creación de un estado carencial perpetuo o la sensación de insatisfacción
crónica es la gran revolución de la sociedad del siglo XXI, algo, que por
otra parte, se venía gestando desde la última década del siglo XX, al hacer
los análisis de los consumos y comportamientos adictivos en la sociedad.
Se instauró la necesidad como valor constante y primordial de la sociedad
y su satisfacción como el objetivo nuclear de los comportamientos y
actitudes individuales.
Estas vivencias personales amén de las influencias educativas, provenientes
de todos los entornos que coinciden e inciden en los sujetos, sumergen
a los individuos en un estilo que comprende y abarca todos los factores.
para generar adicción, otrora llamados de riesgo y, en el momento actual,
asumidos y justificados, o, cuando menos, llevar al individuo de la mano
hacia el proceso adictivo o guiarlo dentro de él.
La adicción es un fin en sí misma y así debe ser para mantener el actual
estado de la sociedad. Esta sociedad utiliza a los sujetos como medios
para “normalizar” estados adictivos y para que la percepción del riesgo
no exista, ni individual ni colectivamente, o tenga un techo mayor. Aquella
alarma social que pudiera aparecer ante situaciones relacionadas con
estos comportamientos, quedaría acallada ante el hecho de ser una
actuación coejecutada por un amplio espectro de la población.
El respeto al SER HUMANO, tanto desde fuera como desde dentro del
mismo ser humano, se transgredió hace tiempo y no sólo no se hizo
nada por evitarlo, sino que se potenció la trasgresión. Cuando el valor de
tener marginó, apartó, al valor de ser; cuando se confundió el significado
de libertad por pérdida de control y se puso el concepto en otras manos
y en otras ideas; cuando el valor de “saber estar” se vio ampliamente
sobrepasado por “el estar mejor”, o “estar mejor puesto” y, lo más triste,
sin saber qué es estar mejor o con pensamientos, fuertemente imbuidos
y manipulados, de lo que aquello significa.
Si la adicción es la subordinación de un individuo a… “algo”, a “su algo” o
a “sus algos”, la subordinación social a un estilo global que adormece, que
aliena, que vacía al individuo de su mismidad de ser, lleva a la sociedad a
un TODO GLOBAL ADICTO.
La idea antedicha es importante por cuanto en un futuro presente,
alguna vez en nuestras intervenciones, en nuestras manifestaciones
nos tendremos que plantear, al intervenir con “los sujetos adictos” si
los resinsertamos en la sociedad (irónica paradoja), los sacamos de ella
(adónde), se daría el caso de marginación para recuperación, o bien, los
enseñamos a nadar sorteando los cascotes de riesgo de recaída, que se
encontrarán habitual y continuamente.
¿Cómo se llega al estado actual de las cosas? Pregunta que nos viene
preocupando y ocupando.
Durante tiempo y de una manera continua, sin pausa y con una mesura
detalladamente estudiada, se ha ido produciendo una impregnación social
de ideas, actitudes, emociones, etc., que han calado hasta lo más profundo
del individuo, del sujeto activo, penosamente pasivo, y engañosamente
articulado en la conciencia de ser y de dirigirse a sí mismo.
Podríamos resumir esos ejes de influencia y de determinación de
la sociedad actual, en los referidos a continuación y que podrían
complementarse con otros:
• El gran predominio individual y social de la estética y de la satisfacción
abundante. Con qué leve modificación pasamos de la ética a la
estética, con sólo añadir unas letras transformamos todo un
objetivo existencial que partiendo de lo más profundo del ser
acaba convirtiéndose en imagen.
Y la satisfacción abundante; no vale con tener, hay que tener más;
no basta con ser, hay que ser más; no basta con sentir, hay que
sentir más. La satisfacción abundante no pone el énfasis en la
satisfacción sino en el más.
• Se quiere cronificar el instante de bienestar, de la felicidad sin
pausa, el hedonismo como cumbre de máxima de aspiración
individual, y, para llegar a esto, tenemos que perpetuar el deseo
y la insatisfacción generados en unas expectativas que nunca
podrán ser resueltas.
• La normalización de los excesos ha servido como plataforma sobre
la que se asientan ideas que hipnoticen a los sujetos y los lleven
a actuaciones más allá de los límites, porque no existen límites; más
allá de las consecuencias, porque no existen consecuencias; más allá
de ellos mismos, ante la necesidad de superarse, de transcenderse.
• La falsa idea de control con la cual los individuos salen reforzados
en sí mismos, cayendo en el autoengaño de ser los protagonistas
de ellos mismos y creyendo ser los que no son. Realidad virtual
que hoy día queda plasmado en el uso de redes sociales.
• Y sobre todo, la necesidad compulsiva de actividades ineludibles; el
hecho adictivo asociado y vinculado inexorablemente a modos
habituales, a hechos obligados. Vínculo del que un individuo no
puede liberarse.
Todo lo antedicho, esta ponencia en su extensión, no es más que el
punto de partida para el resituar teórico del fenómeno adicciones y del
proceso adictivo, con la finalidad esencial y prioritaria de dar oportunidad
a los especialistas y a otros intervinientes en la respuesta adictiva, de
actuar en él.
Desde el autocontrol a la adicción hay miles de caminos y bastantes
atajos, pero si algo está claro, es que cuanto mejor conozcamos de dónde
venimos, dónde estamos, cuál es la visión qué tenemos y, sobre todo, a
dónde queremos ir, mejor podremos modificar la dirección del camino
previamente dibujado.
Desde la adicción al “autocontrol” también hay bastantes caminos y menos
atajos. Si es un hecho que el cambio existe inexorablemente, debemos
tener muy claro el plano en el que nos situamos para no perdernos al
diseñar el camino, para no extraviar, engañosamente, la dirección a seguir.
El conocimiento sobre los adictos actuales, ¿quiénes son, cómo sienten y
se sienten?, si así se sienten y existen; ¿cuál es el objeto de la adicción, cuál
es el deseo, qué les atemoriza?, en la identidad oculta, en el autoengaño,
en la falacia social,… Pues bien, este conocimiento se hace necesario
si queremos ajustar una respuesta a una verdad necesaria y no a una
quimera social.
 D. Justo Aliseda Miranda. Director General FIAFB. Master en Drogodependencias y SIDA.D. Cristóbal Gangoso Aragón. Doctor en Psicología. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. D. Antonio García Patiño. Licenciado en Psicología. Master en Drogodependencias. D Antonio Vila Palau Licenciado en Medicina Master en Drogodependencias





















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